28 Febrero 2013

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Descripción del caso

Una paciente de 60 años acude a su dentista refiriendo la presencia de “llagas” en las encías y el paladar desde hace unos cuatro meses. Le producen dolor, escozor y sangrado, por lo que le impiden comer con normalidad. Ha usado diferentes pastas dentales y colutorios, pero no ha mejorado. No sabe a qué achacar su aparición y no las relaciona con nada en particular. 

La paciente se encuentra en tratamiento con sinvastatina y Eutirox 50. No fuma y carece de otros antecedentes de interés.

En la exploración, se observa la presencia de erosiones, que ocupan gran parte de la encía vestibular en los cuadrantes superiores y en las zonas posteriores de ambos lados del paladar. Se realizó una biopsia y la muestra se envió para su estudio histopatológico e inmunológico.
 

Comentarios

De cara al tratamiento del penfigoide de las mucosas, los pacientes se clasifican en dos grandes grupos: los de alto riesgo (con afectación ocular, genital, nasofaríngea, esofágica y/o laríngea) y los de bajo riesgo (oral y/o cutánea).

Los primeros requieren tratarse de modo sistémico con dapsona o bien con prednisona, asociada a ciclofosfamida o azatioprina.

En principio, los de bajo riesgo (los que tienen afectación oral) son susceptibles de controlarse con corticoides tópicos de potencia media o alta. Los más utilizados son el acetónido de fluocinolona, en concentraciones del 0,05 al 0,1%, o el propionato de clobetasol, en concentraciones del 0,025 al 0,05%. Según la extensión de las lesiones, pueden aplicarse en enjuagues, si son extensas, o en pomada (orabase), si están localizadas. Siempre debe seguirse un régimen progresivo decreciente hasta que desaparezcan las lesiones. En los casos en los que no se obtiene respuesta, puede plantearse el empleo de prednisona sistémica.

En general, las lesiones orales, aisladas o asociadas a las lesiones cutáneas, suelen tener buen pronóstico, aunque en muchas ocasiones requieren tratamientos prolongados. La obstrucción de la vía aérea, en los casos de afectación laríngea, es la complicación más comprometida. Respecto a las lesiones oculares, hoy se conoce que tienden a ser progresivas e irreversibles, a pesar del tratamiento y, lamentablemente, en ocasiones acaban en ceguera o con la pérdida del globo ocular.

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